Hasta el próximo café.
No sé cómo comenzó. He buscado en el móvil cuándo te conocí, he hallado que la primera vez que te escribí, o más bien nuestro amigo en común me pidió el teléfono para escribirte fue en ese verano de 2018, en agosto para ser preciso. De ese momento no recuerdo tu cara, ni haber cruzado palabra contigo, en verdad, no recuerdo nada. Luego, nos volvimos a cruzar, compartimos algo, fuimos al Raval con unos amigos, pero tampoco hablamos mucho, unos días después eso sí vi esa foto y recuerdo que eras el más guapo que ahí aparecía. Así pasó el tiempo hasta que un día llegas a casa con mi amigo, y yo me preguntaba ¿qué haces aquí?, ¿por qué has venido? Me hablabas, te sentaste a mi izquierda, y fuiste muy caballero, esa elegancia que enamora, fueron esos detalles que me llamaron la atención, sutilmente me hablabas y buscabas un tema para iniciar ese diálogo. Nuevamente llegó el invierno y nuevamente a causa de nuestro amigo nos encontramos, fuimos a esquiar, iba con una amiga, y en ese via