Abandono.

Es duro el abandono, sobre todo cuando estás convencido que diste todo cuanto pudiste. Ahí sólo queda prguntarse ¿por qué? Pero se aprende de él.
Advierto al lector que esta bitácora debe leerse con calma y tranquilidad, porque no conozco el arte de ser claro para quién no quiere ser atento. J.J. Rousseau.