De las palabras
Muchas veces he discutido con la fascinación que tienen algunas personas por las palabras y los discursos. Pero no estoy ajeno a este juego, es más creo que he ido acercándome a ellos, seré parte de los convertidos.
El como nos referimos a las cosas nos indica mucho, no pienso sólo en el significado de las palabras, sino que también en su significante.
Así es común usar distintas palabras para referirnos a las mismas cosas. Si bien estas palabras son sinónimos, se diferencian en la carga valórica que les entregamos, de otra forma difieren en su significante.
Recuerdo que cuando había un juicio por la tuición de dos hijos, el caso pasó a ser conocido como el de 'la jueza lesbiana'. Escritores como Juan Pablo Sutherland, Pablo Simonetti, ya no escriben sólo literatura, sino que 'literatura gay u homosexual', y su profesión tiene adjetivo, 'escritores gays'.
Pero hay una forma que considero más condenable, y es aquella que se vive a diario y en lugares comunes. La persona que tiene una orientación homosexual puede ser llamada gay u homosexual, denominaciones que considero neutras. No así otras que discriminan, tienen algo burlesco y despectivo, por ejemplo, 'trolo', 'maricón', 'colita', 'hueco', 'se le quema el arroz', 'se le derrite o chorrea el helado', entre otras. Todas ellas por mi son censurables. Esto me recuerda ese chiste realista e irónico: ¿cuál es la diferencia entre un gay y un maricón?... el primero es ABC1 y el otro es E.
También manifiesta esa cobardía que hay por enfrentar algo que es real. Son esos eufemismos que usamos a diario, pero con una carga negativa. Manifiesta esa supuesta superioridad de los heterosexuales que ven a quienes no son iguales como algo 'anormal', algo 'raro', no es 'straigth', sino que 'queer'. Como si existiera 'el' camino y 'la' forma de ser.
Cuando las escucho, ya sea en mi familia. Mi hermano es común que las utilice le digo que use gay u homosexual. También le he dicho a mi padre y madre. No podemos tener una mirada tan reducida de nuestro entorno, de las otras personas como para identificarlas sólo por su orientación sexual. El ser homosexual o lesbiana no es 'el' factor que ha de determinar la totalidad de su ser.
Pienso que estas palabras reflejan varias cosas, primero ese clasismo que tenemos y referirnos a los otros de manera respetuosa, sin que ello implique una burla implícita, y evitar que la otra persona se pueda sentir ofendida.
El como nos referimos a las cosas nos indica mucho, no pienso sólo en el significado de las palabras, sino que también en su significante.
Así es común usar distintas palabras para referirnos a las mismas cosas. Si bien estas palabras son sinónimos, se diferencian en la carga valórica que les entregamos, de otra forma difieren en su significante.
Recuerdo que cuando había un juicio por la tuición de dos hijos, el caso pasó a ser conocido como el de 'la jueza lesbiana'. Escritores como Juan Pablo Sutherland, Pablo Simonetti, ya no escriben sólo literatura, sino que 'literatura gay u homosexual', y su profesión tiene adjetivo, 'escritores gays'.
Pero hay una forma que considero más condenable, y es aquella que se vive a diario y en lugares comunes. La persona que tiene una orientación homosexual puede ser llamada gay u homosexual, denominaciones que considero neutras. No así otras que discriminan, tienen algo burlesco y despectivo, por ejemplo, 'trolo', 'maricón', 'colita', 'hueco', 'se le quema el arroz', 'se le derrite o chorrea el helado', entre otras. Todas ellas por mi son censurables. Esto me recuerda ese chiste realista e irónico: ¿cuál es la diferencia entre un gay y un maricón?... el primero es ABC1 y el otro es E.
También manifiesta esa cobardía que hay por enfrentar algo que es real. Son esos eufemismos que usamos a diario, pero con una carga negativa. Manifiesta esa supuesta superioridad de los heterosexuales que ven a quienes no son iguales como algo 'anormal', algo 'raro', no es 'straigth', sino que 'queer'. Como si existiera 'el' camino y 'la' forma de ser.
Cuando las escucho, ya sea en mi familia. Mi hermano es común que las utilice le digo que use gay u homosexual. También le he dicho a mi padre y madre. No podemos tener una mirada tan reducida de nuestro entorno, de las otras personas como para identificarlas sólo por su orientación sexual. El ser homosexual o lesbiana no es 'el' factor que ha de determinar la totalidad de su ser.
Pienso que estas palabras reflejan varias cosas, primero ese clasismo que tenemos y referirnos a los otros de manera respetuosa, sin que ello implique una burla implícita, y evitar que la otra persona se pueda sentir ofendida.
Comentarios
En mi casa, mis papás tiene la misma visión, pero ya me aburrí de corregirlos. En fin, si pudieramoS acabaR con los prejuicios, de verdad éste mundo sería mejor... y lo peor es que ni siquiera se puede decir que ese tipo de prejuicios es de viejos, hay tanta gente joven tan cerrada por la M*****... >___<
Un abrazo.
Las palabras para mi son una espejo de lo que pienso, y siento en un momento específico. Incluso un amigo dice que tengo lengua bipolar.
Las palabras indican gran parte de lo que somos.
Respecto a nuestra sociedad, por una parte, ya que somos incapaces de subir de nivel, hacemos lo imposible para bajar a los demás al nuestro. Digo esto porque estamos en un país donde hablar bien es ser siútico, y hablar mal es ser cuma, y cuya palabra principal, es un verbo, adjetivo, advervio, pronombre y complemento del nombre, "HUEVÓN". Acá es pecado decir las cosas por su nombre, cuando no aplicamos diminutivos "un kilito de pancito para la monjita", aplicamos modismos.
Por el otro lado, somos un país uniformado, acá se tiende a usar una palabra para cada cosa, y ninguna más que otra. Si tu pides una cerradura en una ferretería, capaz que te digan "no tenemos", pero si le pides una chapa te pasan una caja que dice cerradura. Porque otro pecado en este país es pronunciar las cosas de manera diferente a como la pronuncien los demás.
A eso súmale todos los prejuicios y estereotipos que nos inculcan desde que nacemos, y para que hablar del doble standart y la influencia del que dirán. He conocido familias que se autodefinen de "tolerantes", y que "respetan mucho a los mariconcitos", pero si tienen un hijo gay lo ocultan como si fuese ofensa grave a la humanidad, y al pobre tipo le hacen la vida imposible, es decir, el respeto a las diferencias es de su casa hacia afuera.
Llo hamo el kazteyanno.
Un abrazo, chao, cuídense y que estén bien.
Daniel Alberto Silanes Puentes.
Asi como en una epoca fueron los leprosos, luego los locos, los deformes, ahora creo que se intenta excluir a los homosexuales y a otros grupos minoritarios. Y la forma, claro, es poco diplomatica, mas bien despreciativa. Por eso el título de "maricon" no hace mas que saciar esas ganas de excluir, de apartar.
Tengo fe de que el tiempo dará la razon a la razon. Sin embargo, esa actitud idiota no va a cambiar. ¿Quienes serán los siguientes? Yo creo saber que viene.
Saludos
Gabriel.
abrazos!!
un besito y obvio, el mail va
Benjamin
saluos