Hasta el próximo café.

No sé cómo comenzó. He buscado en el móvil cuándo te conocí, he hallado que la primera vez que te escribí, o más bien nuestro amigo en común me pidió el teléfono para escribirte fue en ese verano de 2018, en agosto para ser preciso. De ese momento no recuerdo tu cara, ni haber cruzado palabra contigo, en verdad, no recuerdo nada.

Luego, nos volvimos a cruzar, compartimos algo, fuimos al Raval con unos amigos, pero tampoco hablamos mucho, unos días después eso sí vi esa foto y recuerdo que eras el más guapo que ahí aparecía.

Así pasó el tiempo hasta que un día llegas a casa con mi amigo, y yo me preguntaba ¿qué haces aquí?, ¿por qué has venido? Me hablabas, te sentaste a mi izquierda, y fuiste muy caballero, esa elegancia que enamora, fueron esos detalles que me llamaron la atención, sutilmente me hablabas y buscabas un tema para iniciar ese diálogo.

Nuevamente llegó el invierno y nuevamente a causa de nuestro amigo nos encontramos, fuimos a esquiar, iba con una amiga, y en ese viaje en tren debía leer un libro, pero ahí estabas, nuevamente a mi lado, conversándome, y yo me decía en silencio "tengo que leer esto. No me interrumpas", pero por otro lado, la politese no me permitía decirlo, solo pensarlo. Así te fui conociendo.

Aun hoy, como si fuera hoy mismo, recuerdo cuando caí y no podía pararme en medio de la pista de esquí. Te acercaste, tendiste tu mano y te vi, ¿me miraste? o ¿solo fui yo quien lo imagino? Despertaste en mi ese sentimiento, esa emoción de ¿amor? ¿enamoramiento? Hoy solo digo que me sentí caminando entre las nubes y solo quería caer nuevamente, y esperar tu mano, tus ojos mirándome otras vez. Sentir  aquello que será química, esa sensación difícil de poner en palabras, que solo te hace cuestionarte, ¿en serio yo? ¿me has mirado?

Claro, soy un torpe en estas lides, cosas del amor, no es lo mío, me vuelvo nervioso, temo joderla cuando alguien guapo se me acerca y me habla, no soy bueno para ello, mi inseguridad se mezcla con mi timidez. Así, luego no sé cuando, fuimos a comer, convocados por nuestro amigo, que ya podría parecer algo así como un Celestino. Me retiré un poco antes, cosas del trabajo, y en un segundo miro hacia atrás, el lugar donde seguían comiendo, y nuevamente veo esos ojos azules mirando, ¿mirándome?, ¿me mirabas a mí? Me encantó, esa mirada acompañada de esa sonrisa, es una fotografía que guardo en mi memoria y corazón como uno de los momentos de felicidad y más bellos.

Gracias, fue casi leerlo, casi oirlo, casi pidiendo perdón, saliendo con una emoción bella de ti; sin lugar a dudas me enseñaste aquello que ser feliz es hacer feliz a otro. No sé qué recuerdo guardarás de ese momento, pero para mí ha sido uno de felicidad. Sólo quería que fuera especial para ti, ¿lo fue?

Regresas en 120 días. No, en 115. Pero regresas. No, ya no.
Veo tu mano, en tu ojo derecho, ¿enjugabas algo?
Es una carrera bonita. A veces es mejor evadir, cambiar de tema. Para mi es difícil, triste y doloroso. Siento que para ti también lo es.

Son tantos nuestros silencios, evadimos/evado el tema. Tal vez me he acostumbrado a estar en esta zozobra contigo a ir y venir, a vernos una, dos, tres, cuatro veces al día. Y a no repetir esas palabras que solo el alcohol me llevó a decir: me gustas.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Constitución

Yo, Claudio ¿actor porno?

Editorial.