Nuevamente corrupción en Chile.

Hace unos días en La Tercera leí una columna de José Antonio Viera Gallo en la cual cuestionaba la falta de espíritu Concertacionista o de unión a ésta. Pero hay algo que va más allá, pues esa crítica me parece un tanto “corporativista”. Lo que hace falta es una ética pública, un verdadero compromiso con el servicio público y con la transparencia.

Esto lo digo por el nuevo escándalo de “corrupción democrática” en Chile*. Y no es sino el paladín de la fiscalización el acusado, será por eso que los psicólogos dicen que hacemos con mayor frecuencia aquello que más nos molesta de los otros.

El punto es que de este escándalo se cuelga Fernando Flores para saldar ciertas cuentas pendientes, la Presidenta sólo ha dicho: “caiga quien caiga”, copiando a Ricardo Lagos, sin siquiera hacer la corrección gramatical hacia el “cayere quien cayere”. Lo cual es una muestra de la falta de aprendizaje del conglomerado político. Pues suponen que con la promulgación de una ley van a solucionar la corrupción, que está mucho más extendido de lo que suponemos. Insisto lo que hace falta es una ética, no una nueva ley.

Siento que Bachelet no tiene el coraje suficiente para tomar la sartén por el mango, y dar una solución real y a largo plazo. Esto, a pesar de que tiene las herramientas para hacerlo, y si lo hiciera podría ser recordada como una presidenta que cambió la forma de hacer política, pero no se atreve. Si es por un resguardar un espíritu concertacionista, lo único que hace es dañar la democracia. Y por último estaría haciendo una pésima jugada política, pues las diferencias al interior de la Concertación son cada vez mayores, y no creo que el 2009 presente un candidato único, ni que exista como conglomerado.

Espero que Bachelet se comprometa con la transparencia, que adelante los concursos públicos para el aparato estatal, y que se le den más atribuciones a la Contraloría General de la República.

Yo, Claudio.

*Lo de democrático lo digo porque supongo que es únicamente para financiar campañas políticas, y no hay enriquecimiento ilícito de por medio. Aunque tampoco se justifica, ya que existe financiamiento público de las capañas.

PS: Acá estudia el hermano de Guido Girardi.

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