Espacio público y religión.
Hay temas que son objeto frecuente de controversias. De esos, dos me afectaron el día de ayer. El primero tiene que ver con la separación de las esferas pública y privada, ¿qué es la una y la otra?, ¿hasta dónde uno, o el Estado puede intevenir?, etcétera. La otra ya está un poco más conversada y discutida y quizás con un grado mayor de consenso, pero no por eso resuelta. Este es iglesia y estado.
Ayer, al levantarme me propuse que ese día lo dedicaría al ocio (en su sentido original, es decir, al trabajo no manual). Pero cuando abrí la ventana para ver la plaza, lo cual es un bien, y se agradece -a falta de un parque como el Forestal, es útil una plaza-, vi un grupo de personas que preparaban un escenario, sillas, amplificación. Ingenuamente pensé: montarán una obra la cual podré ver acompañando a mi sobrinita. Pero con el transcurrir de las horas empezó la música, que correspondían a alabanzas y oraciones. Dije: puajj!! se me arruinó mi día de ocio.
Durante el almuerzo con mi familia mis hermanas reclamaban que les 'cargaban los evangélicos'... yo apelando a la tolerancia, el respeto, la libertad de expresión, de culto, en fn a todo aquéllo que refuerce la libertad individual. Les indiqué que su molestia no era más que un problema en su extrema sensibilidad. Yo me sentí cual John Stuart Mill, o John Rawls. Pero con el transcurso de las horas los amperes de los altoparlantes hacían imposible mi lectura, sólo lograba concentrarme cuando oraban en silencio, cosa que poco hicieron, pues oran cantando. Como alguien dice: quien canta ora (reza) dos veces, y eso sí que lo hicieron. Como cantaron varias veces es de esperar que no lo repitan prontamente por esta plaza.
Bueno, mientras trataba de leer no dejaba de recordar la ley interpretativa del artículo 5º de la Constitución de 1833, la cual permitía el culto de religiones no católicas en un espacio privado. Qué alivio hubiese sido para mí que esa ley se mantuviera vigente, pues de inmediato los hubiese denunciado. Pero no, eso ponía en jaque mi respeto a la diversidad religiosa. El espacio público es eso, público, y ahí uno puede expresarse libremente sin ser reprimido a excepción que esa acción produzca un daño en otro. No podía hacer nada, es justamente eso lo que defiendo. El principio del daño. También recordaba que cuando participé en el Encuentro Continental de Jóvenes en 1998, gritaba, cantaba y me divertía en las calles y plazas, y nunca pensé que el ruido que generaba podía incomodar a otros. Y cayendo (in)voluntariamente en una falacia me pregunto: ¿con qué autoridad moral reclama?.
La religión es algo privado que no puede ser coartado de ningún modo, y si alguien desea exprersarlo públicamente me alegraré por su valentía. Y si le es prohíbido reclamaré. Por eso el Estado no puede menos que resguardar que esa expresión se respete, y no tomar partido por una ni por otra. La Constitución de 1925 separa las esferas religiosa y civil, y lo confirma la actual, de 1980.
Sin embargo, el espacio público y la expresión de culto tiene ciertas restricciones, tales como: que ésta no puede promover la intolerancia, pues es ese uno de los pilares del Estado moderno. Y en segundo término, que es lo que me interesaba a mí ayer, tiene que ver con que esa manifestación religiosa no puede producir molestias innecesarios en otros. Así, por ejemplo, se debería restringir el horario, cosa que se hace, pero hasta las 22.00 o 23.00 es un exceso. Segundo controlar el nivel de ruido, ¿por qué he de escuchar algo que no me interesa?, si las personas que están interesadas en participar en el culto, van a asistir, e imagino que estarán cerca de su pastor, por lo tanto el nivel de ruido debe estar acorde a quienes quieren escuchar y no a quienes deseen que ese mensaje llegue. Eso es una intromisión a mi espacio privado. Es una interrupción de mis actividades.
Es de esperar que toda manifestación pública tenga en consideración el respeto de los otros. La libertad que tienen para manifestarse no puede alterar la de otro individuo.
Hoy es domingo, y no hay nadie en la plaza, salvo los niños que siempre juegan, imagino que no se verán sillas, ni escenario, por lo cual este día lo dedicaré al ocio.
Ayer, al levantarme me propuse que ese día lo dedicaría al ocio (en su sentido original, es decir, al trabajo no manual). Pero cuando abrí la ventana para ver la plaza, lo cual es un bien, y se agradece -a falta de un parque como el Forestal, es útil una plaza-, vi un grupo de personas que preparaban un escenario, sillas, amplificación. Ingenuamente pensé: montarán una obra la cual podré ver acompañando a mi sobrinita. Pero con el transcurrir de las horas empezó la música, que correspondían a alabanzas y oraciones. Dije: puajj!! se me arruinó mi día de ocio.
Durante el almuerzo con mi familia mis hermanas reclamaban que les 'cargaban los evangélicos'... yo apelando a la tolerancia, el respeto, la libertad de expresión, de culto, en fn a todo aquéllo que refuerce la libertad individual. Les indiqué que su molestia no era más que un problema en su extrema sensibilidad. Yo me sentí cual John Stuart Mill, o John Rawls. Pero con el transcurso de las horas los amperes de los altoparlantes hacían imposible mi lectura, sólo lograba concentrarme cuando oraban en silencio, cosa que poco hicieron, pues oran cantando. Como alguien dice: quien canta ora (reza) dos veces, y eso sí que lo hicieron. Como cantaron varias veces es de esperar que no lo repitan prontamente por esta plaza.
Bueno, mientras trataba de leer no dejaba de recordar la ley interpretativa del artículo 5º de la Constitución de 1833, la cual permitía el culto de religiones no católicas en un espacio privado. Qué alivio hubiese sido para mí que esa ley se mantuviera vigente, pues de inmediato los hubiese denunciado. Pero no, eso ponía en jaque mi respeto a la diversidad religiosa. El espacio público es eso, público, y ahí uno puede expresarse libremente sin ser reprimido a excepción que esa acción produzca un daño en otro. No podía hacer nada, es justamente eso lo que defiendo. El principio del daño. También recordaba que cuando participé en el Encuentro Continental de Jóvenes en 1998, gritaba, cantaba y me divertía en las calles y plazas, y nunca pensé que el ruido que generaba podía incomodar a otros. Y cayendo (in)voluntariamente en una falacia me pregunto: ¿con qué autoridad moral reclama?.
La religión es algo privado que no puede ser coartado de ningún modo, y si alguien desea exprersarlo públicamente me alegraré por su valentía. Y si le es prohíbido reclamaré. Por eso el Estado no puede menos que resguardar que esa expresión se respete, y no tomar partido por una ni por otra. La Constitución de 1925 separa las esferas religiosa y civil, y lo confirma la actual, de 1980.
Sin embargo, el espacio público y la expresión de culto tiene ciertas restricciones, tales como: que ésta no puede promover la intolerancia, pues es ese uno de los pilares del Estado moderno. Y en segundo término, que es lo que me interesaba a mí ayer, tiene que ver con que esa manifestación religiosa no puede producir molestias innecesarios en otros. Así, por ejemplo, se debería restringir el horario, cosa que se hace, pero hasta las 22.00 o 23.00 es un exceso. Segundo controlar el nivel de ruido, ¿por qué he de escuchar algo que no me interesa?, si las personas que están interesadas en participar en el culto, van a asistir, e imagino que estarán cerca de su pastor, por lo tanto el nivel de ruido debe estar acorde a quienes quieren escuchar y no a quienes deseen que ese mensaje llegue. Eso es una intromisión a mi espacio privado. Es una interrupción de mis actividades.
Es de esperar que toda manifestación pública tenga en consideración el respeto de los otros. La libertad que tienen para manifestarse no puede alterar la de otro individuo.
Hoy es domingo, y no hay nadie en la plaza, salvo los niños que siempre juegan, imagino que no se verán sillas, ni escenario, por lo cual este día lo dedicaré al ocio.
Un abrazo.
Comentarios
Primera vez que leo tu blog y me pareció súper diverso en temas, y te lo agradezco. COmbinas temas de actualidad y con los personales.
Hice el test de daltonismo, y aunque se supone que no lo soy, no pude dar con el número escondido en el plat 6...por fa, sácame de la incertidumbre... cúal era? Se supone que teng algún grado de daltonismo si no lo vi? Espero que no por mi salud mental.
Te seguiré visitando cada vez que pueda...
Saludos y cuídate
PD: respaldo abiertamente eso de las segundas vueltas nunca son buenas; y referente a la libertad de culto y eso, me cargan los evángelicos cuando te obligan a escuchar lo que no te interesa. Blaf!
Ahora mismo tengo en mi plaza cercana un par vociferando pero apenas los oigo. Más me desconcentran las grúas del puerto toda la noche pero como soy sordo de un oído me basta con dormir con mi oído bueno pegado a la almohada.
Que tengas una buena tarde de ocio.
Bear hug,
Los que son y los que no
Los que desean oir y los que no
Si no? pa que?
Abrazos
Clau
Saludos y espero que estés mejor de tu accidente.
Eso como dices, molestia innecesaria a otros, nada que ver con intolerancia.
Espero que te encuentres bien. Se te extraña.
Hace como dos semanas te vi afuera de la reserva de humanidades. Te fuiste corriendo tan rápido que te grité pero no me escuchaste =(
Un abrazo.
di muuuuuuuuuuuuucho muuuuuuuuuuuuuucho muuuuuuuuuuuucho jugo el sabado...mareado ..o curado..el 99% de la noche...=P=P
ni me reconozco... en las cosas que hice.........
un gusto haberte visto...esas dos veces :)
perdón por mi
igual lo pasé muy la raaaaaja
primera vez...no creo que última
:D
Mr. Daltónico
1. El que dijo " el que canta ora dos veces fue San Agustín de Hipona".
2. Si bien la constitución del 25´separa formalmente la Iglesia y el estado hay una precision que me gustaría hacer. Iglesia, antes que una institución es una comunidad. iglesia proviene del griego Eklessia, que traducido seria lomás parecido a Comunidad de fieles, ergo, si bien puedes separar las instituciones, no puedes vetar la escencia. Los evangelicos que tanto te molestaron son una comunidad de fieles, y ante ello, nada tiene que hacer el estado.
3.Considero mil veces más molesto un coro de bocinazos en un taco que una alabanza a Dios, ello, no sólo porque me defino como Católica, sino porque es un orgullo que alguien exprese su fe, lo que le da sentido a su vida y la hace mucho más rica.Sean estos judíos, evangelicos,musulmanes o católicos.
4.Como católica soy misionera y me considero parte de la ekklessia y he aprendido a discriminar menos y agradecer más. Que rico que puedo escuchar sus cantos y gozo del sentido de audición.No muchos pueden decir eso.
saludos,
Mariel